Sala de espera by Iván de Cristóbal

Sala de espera by Iván de Cristóbal

autor:Iván de Cristóbal [Cristóbal, Iván de]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Intriga, Realista
editor: ePubLibre
publicado: 2023-10-16T00:00:00+00:00


18

En la mañana del tercer día de la vista oral, Mariona y Agustina mantienen «la conversación», aquella que siempre tienen el abogado y su cliente para decidir si este último está capacitado para declarar o si, estando capacitado, su declaración es conveniente para la causa de la defensa.

—Nunca pensé que tuvieras que declarar —arranca Agustina—. Nunca estuvo en mis planes, pero…

—Pero la cosa no va bien —completa Mariona.

El abogado se frota los ojos y asiente con un leve movimiento de cabeza.

—Estoy convencido —continúa Agustina— de que tu edad sería un valor seguro en la decisión del jurado. Posiblemente sea de lo poco seguro que tengamos ahora.

—¿Y todo aquello de la fe en el juramento hipocrático?

—Seguiremos insistiendo, pero nos han machacado demasiado, chiquilla; son muchas las pruebas en contra y, siendo la fe una buena estrategia, no es suficiente.

—¿Y por eso es bueno que suba al estrado?

—Esto es España, no hay estrado. Te sentarán en una silla delante del juez.

—Lo que sea. Pero lo que te preguntaba…

—Sí —interrumpe Agustina, rotundo—, es importante que te conozcan. Que empaticen con tu vocación, con tu inocencia. Que descubran por sí mismos tu falta de malicia, no que lo sepan por un abogado cincuentón.

—¿Una silla delante del juez, dices?

—La silla que tienes delante, la misma donde han declarado el resto.

—¿Y quién me hará las preguntas? ¿Tú?

—Así es… —suspira disimuladamente—, y el fiscal también. Y, quizás, incluso el juez.

—¿Por qué suspiras?

—No he suspirado.

—Has suspirado.

—No he… —Agustina se detiene y vuelve a suspirar, esta vez sin disimulo—. Mariona, sé que estás nerviosa, y no seré yo quien te diga que no debes estarlo. Hay muchas cosas que pueden salir mal, pero ahora mismo te contaré todo lo que debes tener en cuenta para que todo vaya sobre ruedas.

Durante la siguiente hora, Agustina se dedica a contarle a su cliente los trucos de viejo abogado que la pueden ayudar a sortear cualquier envite del fiscal.

«Antes que mentir, es mejor no contestar».

«Y si vas a hacerlo, contesta con monosílabos».

«Nunca te hagas la lista».

«Nunca te hagas la graciosa».

«Realmente, nunca te hagas la nada».

«Mira siempre a la cara de quien te hable, no a la del jurado, que no estás en la tele».

«Trata a la gente de usted».

«Por mucho que te toquen las narices, no levantes nunca la voz».

«Mejor que susurres y no te oigan a que te llamen la atención».

«Y no hace falta que sonrías. No si no te apetece. No estás para ganar un concurso de simpatía, sino para que te conozcan. Y sonreír cuando tratan de machacarte levanta suspicacias, e incluso genera rechazo».

Mariona asiente sin discutir, visiblemente nerviosa. Alberto le pide al alguacil un vaso de agua para su cliente y, tras comprobar que está más tranquila, pide audiencia al juez para tratar de colar la intervención de la chica.

Dos horas después, ya en la sala de la vista oral, el juez pide a la médica que se levante y se dirija a la silla por la que uno por uno han ido pasando los diferentes testimonios. Durante



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